Muchas veces pensamos que nuestros problemas o dolencias no tienen solución y que debemos acostumbrarnos a vivir con ellos. Pensamos que no podemos hacer nada y nos parece normal. En ocasiones es así pero en otras muchas podemos intentar comprenderlas mejor e intentar hacer algo.

En este artículo os quiero hablar de las coxigodinias.

Como coxigodinias entendemos todo aquello que puede generar dolor en la zona del coxis. Es mucho más común de lo que pensamos encontrar personas con problemas en esta zona y cada vez más es un motivo

de consulta específico en las clínicas de Osteopatía.

No debemos olvidar que los hábitos actuales, tanto a  nivel laboral como en nuestro día a día, favorecen que pasemos muchas horas sentados y en malas posturas corporales. Esto puede influenciar en la aparición de problemas en la zona lumbar, pélvica, sacra y coxígea.

El coxis es el vestigio involucionado de nuestro antigua cola y está formado por la fusión de las últimas vértebras lumbares. Aunque es una estructura pequeña debe ser valorada como parte de la columna.

Los osteópatas la tenemos en cuenta y la valoramos, no solamente en los casos de traumatismos directos (golpes, caídas de culo, etc) donde la lesión propia del coxis suele ser el motivo del dolor, sino también cuando la aparición del dolor en el coxis puede estar ocasionado por la influencia de la tensión en las estructuras de su entorno que pueden irritarlo y provocar molestias.

En los primeros casos de traumatismo directo el tratamiento habitual suele ser conservador; el reposo y evitar cargas de peso y movimientos suelen ser las opciones principales en un primer momento.

El coxis me duele y yo no me he caído o golpeado.

Como hemos comentado antes, el coxis está influenciado por un montón de estructuras a su alrededor y la tensión, disfunción o lesión de estas estructuras pueden ser suficientes para irritar una estructura tan sensible como el coxis.

En ocasiones, los tratamientos locales en el coxis no tienen los resultados esperados y puede ser necesario hacer una valoración global teniendo en cuenta otros aspectos.

Entre ellos estaría bien parar especial atención en:

– La musculatura del suelo pélvico.

– El equilibrio ligamentoso de la pelvis y el sacro.

– Problemas estructurales de la columna en general.

– Problemas de origen visceral sobretodo en los aspectos urológicos y ginecológicos.

– Accidentes de coche o traumatismos sobre la columna.

Otro aspecto que tendremos que tener en cuenta es el tiempo que el paciente lleva sufriendo molestias y si hay un motivo aparente que pueda explicarlo. Esto determina en muchos casos la evolución y el éxito de los tratamientos. El cuerpo, ante un problema o dolor que se alarga en el tiempo, tiende a adaptarse mientras puede y acostumbra a generar compensaciones para continuar funcionado lo mejor posible.

Y mientras tanto ¿qué podemos hacer?

Es importante liberar la zona de presión y disminuir la irritación de toda esa área. En muchas ocasiones, no podemos evitar estar sentados, pero a la hora de elegir una silla recomendamos adelantarse al resto y escoger la más blanda para que el paciente pueda liberar su coxis de la tortura de aguantar una reunión larga o una postura mantenida en el trabajo en una silla dura.

Levantarse de forma frecuente y caminar de forma suave, puede ayudar a descongestionar la zona.

En casos extremos podemos usar un cojín con forma de Cero donde el centro queda libre para evitar el contacto directo con la zona coxígea.

Recomendamos tener paciencia. Se trata de un problema bastante complejo y que en ocasiones las molestias se alargan en el tiempo.

No olvides que la Osteopatía podría ser de ayuda así que consulta a tu osteópata.

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